// “No tengo derecho a fallar": López Obrador - Panorama del Pacifico
panoramadelpacifico@gmail.com                          

“Hoy comienza un cambio de régimen político. A partir de ahora, se lleva a cabo una transformación pacífica y ordenada pero al mismo tiempo profunda y radical.
CIUDAD DE MÉXICO. 01-Dec-2018 .-Andrés Manuel López Obrador ayer sábado como presidente de México prometiendo “transformar” a la segunda potencia latinoamericana, combatir la corrupción y modificar el modelo “neoliberal”, lo cual tiene preocupados a los mercados.

“Hoy comienza un cambio de régimen político. A partir de ahora, se lleva a cabo una transformación pacífica y ordenada pero al mismo tiempo profunda y radical, porque se acabará con la corrupción y con la impunidad que impiden el renacimiento de México”, dijo ante el Congreso.
De 65 años será presidente para el periodo 2018-2024 tras ganar la elección con más de 53% de los votos y en su tercer intento.

El estilo de López Obrador, que no vivirá en la residencia presidencial de Los Pinos, que viajará en vuelos comerciales tras poner a la venta el lujoso avión presidencial y carecerá de guardias presidenciales, ha despertado inquietudes porque su partido, Morena, es mayoría absoluta.

En su mensaje no citó directamente la violencia ligada al narcotráfico que golpea a México, donde se registran más de 200 mil asesinatos -según cifras oficiales- desde diciembre de 2006, cuando se lanzó el controvertido operativo militar antidrogas.

Refrendó la creación de una guardia nacional con decenas de miles de militares, una propuesta duramente criticada por defensores de derechos humanos por considerar que ratifica la estrategia militar cuando en campaña dijo que los soldados regresarían a sus cuarteles.

Uno de los problemas más apremiantes que hereda es la caravana de miles de migrantes centroamericanos estacionada en la frontera con Estados Unidos. El domingo el canciller Marcelo Ebrard y su par estadounidense Mike Pompeo se reunirán en Washington.

Neoliberalismo, igual a desastre

Ante invitados especiales de todos los colores políticos, López Obrador dijo: “la política económica neoliberal ha sido un desastre, una calamidad para la vida pública del país”.

No dio un mensaje directo a los mercados, nerviosos desde que anunció que cancelará el nuevo aeropuerto de Ciudad de México tras una polémica consulta organizada por su partido. Sostuvo que no aumentará impuestos y que respetará la autonomía del Banco de México (central).

Discurso incendiario: el país es un desastre

Ya con la banda presidencial al pecho, Andrés Manuel López Obrador siguió siendo López Obrador.

En su primer mensaje a la Nación como Presidente de la República, desde la Cámara de Diputados, López Obrador arengó, denunció, confrontó a sus opositores, arremetió contra el modelo económico neoliberal y repitió la mayoría de las promesas que hizo en campaña.

Quienes esperaban un López Obrador moderado ya como Presidente se quedaron esperando.

Cuando la bancada panista levantó cartulinas exigiendo que baje la gasolina, el Presidente les respondió de frente y claro: “ahora resulta que quienes aprobaron el gasolinazo me piden que baje la gasolina”.

Lo mismo ocurrió cuando panistas, perredistas y tres legisladores independientes del grupo AHORA le exigieron juicio a Peña Nieto y que no haya perdón ni olvido.

Con Enrique Peña Nieto a su lado, López Obrador aseguró que no habrá persecución ni circo ni simulación.

Cuando las bancadas sentadas a su derecha hicieron un pase de lista por los normalistas de Ayotzinapa, contando del 1 al 43, López Obrador los enfrió anunciando la comisión que investigará el caso desde el primer día de su Gobierno.

No dio tregua el nuevo Presidente a sus opositores, los mismos a quienes combatió en los últimos 18 años.

Neoliberalismo, sinónimo de corrupción

Los llamó conservadores e hipócritas, y acusó al modelo neoliberal de todos los males de México: pobreza, corrupción, violencia e inseguridad.

Peña, aguantar vara

Enrique Peña Nieto tuvo que escuchar el discurso de AMLO a dos asientos de él.

Porfirio Muñoz Ledo, Presidente de la Cámara, y tres metros, separaban a Peña Nieto de López Obrador, quien arremetió sin clemencia contra su Gobierno.

Ya sin la banda presidencial, el priista escuchó cómo AMLO recitaba cifras y argumentos sobre el desastre que le entregan: crisis en seguridad y violencia, corrupción rampante, una reforma energética que fracasó, una reforma educativa que se va a echar para atrás en los próximos meses, saqueos y abusos, millones de ninis.

“La vergonzosa situación en la que nos encontramos”, resumió.

Peña sólo movía la cabeza, se llevaba la mano a la frente, se secaba el sudor, miraba al frente y brindaba unos cuantos aplausos, muy pocos, ante algunas frases que escuchaba, como cuando López Obrador enunció en una frase su misión de los próximos años: “acabar con la corrupción y la impunidad”.

Descarta cacería de brujas

Mientras la Oposición le gritaba al tabasqueño por “perdonar” a Peña, el ex Mandatario se convertía en una estatua, y López Obrador ofrecía que desde la Presidencia no se iniciará proceso alguno contra sus antecesores.

Pero, cuando Peña parecía respirar con alivio, el Presidente aclaraba que, en última instancia, será el pueblo el que decida, pues también eso, la investigación a los ex Presidentes, será consultado al pueblo.

Al Presidente saliente también le tocó escuchar cómo López Obrador anunciaba que el lunes será vendido el avión presidencial TP-01, comprado por Calderón, pero sólo utilizado por Peña Nieto.

En Defensa del Ejército

El priista aplaudió cuando el Presidente hizo una larga defensa del Ejército mexicano, pero se quedó estático cuando anunció a los diputados y senadores que, desde ese momento, la residencia oficial de Los Pinos estaba ya abierta al público.

El primer mensaje presidencial duró más de una hora, y en él aprovechó para explicar su plan de seguridad, y argumentar que la Guardia Nacional, bajo mando militar, es una medida necesaria.

En su defensa a las Fuerzas Armadas, López Obrador aseguró que son un ejército revolucionario, emanado del pueblo, y que nunca ha caído en la tentación del golpe militar.

No a la reelección

Más de una hora después de iniciar su primer discurso en “la máxima tribuna de la Nación”, les prometió que no se va a reelegir, de ninguna manera.

También anunció que al tercer año se someterá a una consulta de revocación de mandato, ante lo cual los panistas volvieron a la protesta, esta vez con cartones en los que se leía: “democracia sí, autoritarismo no”.

Acostumbrado al vendaval, López Obrador siguió leyendo su largo discurso, sin bajar el tono ni perder el hilo.

El discurso que soñó leer desde hace al menos 12 años, en su primera campaña presidencial, duró una hora con 18 minutos.

Casi al final, saludó a los Mandatarios y representantes de países vecinos y amigos que acudieron a presenciar la toma de posesión.

Entre otros, mencionó a Lenin Moreno, Evo Morales, el Rey Felipe de España, Michael Pence, Ivanka Trump y Nicolás Maduro.

Manta contra Maduro

Cuando mencionó al venezolano, los gritos se reanudaron en la bancada panista, que desde el inicio de la sesión ya había colgado una manta azul con el retrato del sucesor de Hugo Chávez y la consigna “Maduro no eres bienvenido”.

Al final del discurso, contó que en la mañana, camino de su casa al Congreso, un joven en bicicleta lo alcanzó, se acercó a su auto y le dijo: “usted no tiene derecho a fallarnos”.

Con esa frase, el Presidente marcó el final de su discurso y el inicio de su sexenio, el de la Cuarta Transformación.

Doce años después de intentarlo por primera vez, Andrés Manuel López Obrador dijo, desde la máxima tribuna de la Nación, lo que aquel joven le pidió sobre una avenida de la Ciudad de México: “No tengo derecho a fallar”.

“Me comprometo (…) a que las inversiones de accionistas nacionales y extranjeros estarán seguras”, añadió.

El presidente criticó la reforma energética que impulsó su antecesor, Enrique Peña Nieto, aunque sin amagos de modificarla, y se comprometió a construir una refinería en tres años para abaratar combustibles.

Combate a la corrupción

“Si me piden que exprese en una frase el plan del nuevo gobierno, respondo: acabar con la corrupción y con la impunidad”, dijo López Obrador en su discurso de casi 90 minutos.

Pero señaló que esa lucha sería hacia adelante. “Propongo al pueblo de México que pongamos un punto final a esta horrible historia y mejor empecemos de nuevo”, dijo al precisar que esto será sometido a una consulta popular.

En ese momento, legisladores empezaron a contar en un grito del 1 al 43 para reclamar al final “justicia” por los 43 estudiantes de la escuela rural de maestros de Ayotzinapa desaparecidos desde septiembre de 2014, caso no resuelto y que manchó a Peña Nieto.

“Hoy se constituye una comisión de la verdad para castigar los abusos de autoridad, para atender el caso de los jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa”, dijo el nuevo presidente.

En el Congreso estuvieron presidentes de izquierda latinoamericanos, como el boliviano Evo Morales y el ecuatoriano Lenin Moreno. El venezolano Nicolás Maduro no llegó al Legislativo, pero estuvo en Palacio Nacional para un almuerzo que ofreció López Obrador.

“¡Dictador!, ¡dictador!”, retronó desde la bancada de la oposición cuando López Obrador evocó al venezolano.

print