// Fideicomisos en Oaxaca, proclives a la corrupción - Panorama del Pacifico
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El arte de desaparecer recursos.
Por. Luis Ignacio/ Noticias e imagen de Oaxaca
Fonatur opera en Huatulco. El sector turístico es uno de los predilectos a financiar por la vía de fideicomisos
Miles de millones de pesos son administrados por fideicomisos en Oaxaca, una figura legal que dejan mucho que desear en materia de transparencia y rendición de cuentas. En la entidad hay fideicomisos para atender a los damnificados de desastres naturales, el pago de deuda pública, el desarrollo de actividades turísticas, agropecuarias, además de rehabilitación de escuelas y demás.

Hay fideicomiso de fomento, administración y pago para de desarrollo logístico de la entidad, para el fomento minero, para la regulación de la agricultura, rehabilitación de escuelas, entre otras muchas áreas.

El arte de desaparecer recursos

La organización Fundar en su estudio Fideicomisos en México. El arte de desaparecer dinero público, señala que los fideicomisos públicos son herramientas financieras que el Estado constituye para impulsar determinados fines de interés público, aunque tanto su estructura como su regulación hacen complejo el seguimiento al uso de los recursos públicos involucrados.

Añade que en los fideicomisos intervienen diversos sujetos de derecho que pueden pertenecer a distintos ámbitos públicos. Además son figuras que se siguen regulando por disposiciones de derecho privado, -como leyes financieras, bancarias y mercantiles-, a la vez que están sometidas a disposiciones de derecho público, -como la Ley General de Transparencia y la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria-.

Uso discrecional

Destaca que la complejidad técnica de esta figura jurídica ha permitido que los recursos públicos que se ejercen a través de los fideicomisos sean usados de manera discrecional, con poca transparencia y muy limitada rendición de cuentas. Estos también explica que se usen como instrumento para desviar recursos públicos, que se ingresan a fideicomisos opacos o privados, y así evitar la rendición de cuentas.

Comenta que si bien en el nuevo marco jurídico de transparencia se considera a los fideicomisos como sujetos obligados, en la práctica los cambios son más lentos. “Hoy persisten enormes retos para una adecuada transparencia y fiscalización de los recursos públicos administrados por los fideicomisos”.

Dispersión y opacidad

Subraya que en la poca información que se proporciona no es posible, por ejemplo, conocer el concepto del gasto, los estados de cuenta ni información sobre las contrataciones para el cumplimiento de los fines de los fideicomisos, ni mucho menos, el avance hacia el cumplimiento de sus objetivos. La información accesible, además, está desperdigada.

Añade que tampoco es posible contar con suficiente información vía acceso a la información ya que, al haber varios sujetos involucrados en la constitución de un fideicomiso, no hay certeza sobre el titular de la información y ésta tiene que solicitarse a las distintas entidades que participan. Así el proceso resulta complicado, la información que se obtiene está incompleta, en lenguaje no accesible, e incluso en formatos cerrados e incompatibles entre sí.

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