“Los más humildes, se convertirán en los poderosos”: Honorato de Balzac.
En el contexto internacional, el régimen político de nuestro país, es considerado “parcialmente libre” (Freedom House), “democracia defectuosa” (The Economist Democracy Index), “Estado neopatrimonialista” (Fukuyama, Political Order and Political Decay), número dos en impunidad, después de Philipinas, entre los primeros lugares en el “no” respeto a los derechos humanos en donde la tortura, desapariciones forzadas y crímenes de Lesa Humanidad son parte de nuestra cultura.
Lo que inició como en futuro promisorio pintado en nuestras mentes por el entonces candidato y ahora presidente de la república, se ha materializado a dos años y meses de su gobierno en un presente desbastador, caminando al desastre total, de nada han servido las reformas constitucionales para alcanzar las metas anunciadas de prosperidad y desarrollo en beneficio de las mayorías, todo lo contrario, seguirá siendo un pequeño grupo privilegiado quien se apodere de todo, centrándose cada vez más el poder absoluto en la figura presidencial, partidos políticos, instituciones, congresos legislativos, la CNDH, en fin, casi todo se encuentra bajo su control y digo casi todo porque el faltante ya está siendo atendido.
Ahora la cargada arremete en contra de quienes dan a conocer sin compromiso alguno y con total profesionalismo apegado a la responsabilidad de informar lo que todos callan, la batalla se centra en coartar la libertad de expresión y sobre todo a quienes la difunden, el primer paso se ha dado, Carmen Aristegui fue amordazada de un espacio matutino vital en MVS, ahora la mira apunta su misil hacia la revista PROCESO, baluarte del periodismo de investigación y reflejo fiel del amor por la labor que ejercen, labor que se traduce en equilibrio entre el poder y la sociedad ávida de información real y objetiva, y que no se encuentra fácilmente, los primeros meses del gobierno de Enrique Peña Nieto, fueron de reconocimiento, beneficio de la duda y esperanza de que el rumbo del país habría de ser mejor que con el anterior gobierno panista, hoy dos años después, Peña Nieto está en el peor de los mundos, sin visos de que la situación nacional vaya a mejorar.
Por otro lado y enfocando el periscopio al ámbito local y recordando que en nuestro estado al igual que en siete estados de la república se llevan a cabo elecciones electorales para la renovación de poderes, los once distritos federales electorales de Oaxaca están siendo recorridos por los suspirantes a ocupar una silla en el congreso de la unión en la próxima legislatura.
En el décimo distrito federal electoral, con cabecera en Miahuatlán de Porfirio Díaz, los candidatos y candidatas no han despertado interés alguno entre el electorado, desconocidos para la sociedad en general, cinco de los nueve aspirantes partidistas se consideran adornos, los cuatro restantes tendiendo sus redes para atrapar a cuanto desbalagado se encuentran.
Elecciones que no despiertan el más mínimo interés de participación en las urnas, siendo que son de suma relevancia y trascendencia para el país, en la total decadencia, con los monólogos demagógicos de antaño, haciendo gala de derroche algunos y de austeridad los otros, pero eso sí todos violando las nuevas reformas electorales, pasándose por el arco del triunfo las reglas del juego, la lucha por el poder se torna más gris y decadente, la clase política y los poderes fácticos a la carga para posicionarse de más y más espacios, para seguir haciendo de las suyas, para seguir obteniendo riquezas y poder, el cual les siga permitiendo pisotear al pueblo. AQUÍ HUATULCO.
