En las tribunas del Maracaná hinchas albicelestes y brasileros se enfrentaron en varias ocasiones a golpes de puño. Luego del encuentro la siguieron en las afueras del estadio.
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La mayoría de los argentinos desean ganarle la final a Brasil en el Maracaná. Lo mismo sucede a la inversa. Sería magnífico para el Mundial, más allá de lo deportivo -Brasil y Argentina todavía no brillaron-, pero la rivalidad, en caso de que el 13 de julio definan los de Scolari contra los de Sabella, se pondrá caliente. El debut argentino ante Bosnia-Herzegovina lo demostró.
Decenas de miles de compatriotas llegaron al Estádio Jornalista Mário Filho. Pero muchos locales también se hicieron presentes con camisetas de su Selección. Y aunque el partido no fue ni emotivo por el tempranero gol en contra de Kolasinac, el clima en las tribunas por momentos se puso pesado y varias personas fueron retiradas por pelearse a las trompadas.
Ante cada grito argentino, había respuesta brasileña. Si unos decían ‘Messi’, los otros coreaban ‘Neymar’. Y, se sabe, en una Copa del Mundo es muy difícil separar a las hinchadas, porque los tickets se consiguen de todas las maneras posibles. Entonces, la seguridad debió actuar y mucho. En general, las peleas fueron a las piñas y, mano a mano, sin ventaja numérica. Pero, ¿qué pasaría en instancias decisivas?
“Eu sou brasileiro, com muito orgulho, com muito amor…”, cantaban los amarillos cuando la policía retiraba a dos hinchas gordos con la camiseta de Flamengo en el primer tiempo. Un argentino con la de Boca también fue expulsado y al final el partido, en los alrededores, los puñetazos estuvieron a la orden del día. ¿La Policía? Poco y nada. Separaron antes los propios simpatizantes, que, en general, repudiaron cada hecho de violencia. Como debe ser.
