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La Policía de Nueva York investiga la muerte de un bebé de cuatro meses de edad, hijo de un diplomático mexicano, en Manhattan

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Nueva York— La Policía de Nueva York investiga la muerte de un bebé de cuatro meses de edad, hijo de un diplomático mexicano, en Manhattan.

Agentes investigadores adscritos a la Policía de la ciudad de Nueva York interrogaron el miércoles a los padres –ambos mexicanos– del menor que falleció el martes por la noche luego de ser trasladado a un hospital de Manhattan inconsciente y con indicios de contusiones en manos, pies y espalda.

Un funcionario del Departamento de Policía de Nueva York reveló que en la autopsia preliminar practicada al hijo de Eduardo Rocha Bracamontes, de 36 años y empleado del Consulado de México, no se encontraron indicios de criminalidad, pero se continuarán realizando otros estudios para esclarecer a fondo la causa de muerte del bebé.

La autopsia determinó que el niño sufrió “una infección en el oído izquierdo, un corte en la parte posterior del lóbulo de la oreja izquierda”, además de que presentaba cuatro fracturas de costilla que son consistentes con compresiones en el pecho, síntomas de deshidratación y bajo peso, según la oficina del médico forense.

Para la noche del miércoles no se habían fincado cargos y los interrogatorios se habían concluido. El médico forense municipal dijo que la autopsia del bebé, Eduardo Rocha Ovalle, no había sido concluyente y que la causa del deceso tendría que determinarse mediante pruebas posteriores –como el toxicológico–, las cuales podrían tardar semanas.

Poco después de que el menor muriera a eso de las 9 pm del martes, agentes ministeriales acudieron al apartamento localizado en la Calle 32 de Manhattan, donde el niño vivía con su padre, el diplomático Eduardo Rocha y su madre identificada como Gina Ximena, de 26 años.

La madre permanecía en el domicilio con el bebé, dijo la policía. El miércoles, los agentes catalogaron el apartamento como potencial escena del crimen y apostaron un policía a la entrada.

La pareja llevaba menos de un año viviendo en el lugar, de acuerdo a Wanda Hernández, de 52 años, la conserje del edificio, quien radica directamente abajo del matrimonio. En ese lapso, la policía acudió dos veces al apartamento por reportes de violencia doméstica, en septiembre y octubre, informaron autoridades.

Hernández dijo que una de las discusiones se extendió desde el apartamento hasta el lobby, con la madre del niño –quien sólo habla español– diciendo que su esposo la había estrujado y golpeado. “Yo pregunté si estaba todo bien, porque ella estaba llorando”, explicó Hernández. “Le dije, ‘¿dónde está el bebé?’ Ella dijo: ‘arriba. Él no quiere darme al bebé’”.

La madre le mostró las magulladuras de los brazos, dijo Hernández, “y luego llegaron los policías y todos subimos. Yo le estaba traduciendo a ella”.

Los agentes que acudieron en respuesta no fueron notificados de ningún maltrato físico, dijo la policía, y describieron ambos sucesos como discusiones verbales.

La policía señaló que la familia no se puso en contacto con la Dirección para Servicios Infantiles, la cual investiga la negligencia y el maltrato de menores.

“Hablaron con él y también con ella, y luego todo estuvo bien, y ellos se fueron”, agregó Hernández. Al término de la siguiente visita policiaca, también los oficiales se retiraron sin hacer arrestos.

Rocha Bracamontes no respondió la llamada telefónica ni el e-mail donde se le pedían sus comentarios. “Claro que se trata de una situación muy triste”, dijo Carlos Gerardo Izzo Rivera, vocero del Consulado de México. “Estamos esperando la información” sobre lo sucedido, añadió.

Mediante comunicado, el consulado manifestó hallarse en contacto con funcionarios locales y que “de acuerdo a las leyes internacionales”, proporcionaría a Rocha y a la madre del bebé asistencia y asesoría legal, lo mismo que a cualquier mexicano en Nueva York.

Mónica Argüelles, quien trabaja en la representación diplomática, dijo que Rocha solamente llevaba unas semanas ahí. Indicó creer que hacía poco se había mudado a la ciudad procedente de México. “Era alguien muy agradable”, comentó, agregando que con frecuencia la saludaba cuando pasaba por el pasillo.

Hernández señaló que cuando los policías fueron en otoño al apartamento, la esposa de Rocha les dijo que desde que nació su hijo ella se sentía sola. “No tengo familia aquí. No tengo familia aquí”, fueron las palabras que la mujer dijo a la policía que Hernández recordó.

Uno de los porteros del edificio, Frank Lugo, manifestó que de vez en cuando hablaba con Rocha en español. “Me saludaba, ‘buenos días’”, dijo Lugo. (New York Times/Agencias)

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