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El árbitro japonés cobró una falta inexistente dentro del área de los europeos y le permitió a Neymar desnivelar el juego.

Con traspié al inicio y un polémico penal, Brasil dio vuelta el partido y le ganó 3 a 1 a Croacia en el inicio del Mundial
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12-06-2014El árbitro japonés cobró una falta inexistente dentro del área de los europeos y le permitió a Neymar desnivelar el juego. La verdeamarela sufrió más de la cuenta. Sobre la hora, Oscar anotó el tercer tanto con un puntinazo que hizo recordar a Romario
El seleccionado de fútbol de Brasil se impuso por 3 a 1 ante Croacia, en el primer partido inaugural del Mundial 2014 en la ciudad de San Pablo.
El partido fue parejo hasta que el árbitro japonés Yuichi Nishimura cobró una falta inexistente dentro del área croata tras un supuesto “agarrón” a Fred. Neymar Jr -quien había marcado el primer gol de la verdeamarela- tomó la pelota y le pegó fuerte a un costado. El arquero de los europeos Stipe Pletikosa alcanzó a tocarla, pero no pudo evitar el tanto.

El partido inició con un susto para el equipo local, ya que a los 11 minutos, cuando hostigaba a los visitantes, un contrataque croata concluyó con un gol en contra convertido por el defensor del Real Madrid, Marcelo.

Poco antes de la media hora del primer tiempo, Neymar convirtió el gol del empate con un remate cruzado desde fuera del área. La jugada de la estrella del Barcelona le devolvió así el aliento a Brasil.

El juego se emparejó ya que, si bien de la mano de la buena técnica de sus atacantes, los locales intentaban vulnerar la defensa del equipo balcánico, la respuesta de los europeos generaba mucho peligro en la valla de Julio César.

Los croatas comenzaron a protestarle al juez del partido luego de una infracción de Neymar en la que hubiese correspondido la expulsión (había sido amonestado a los pocos minutos de haber iniciado el juego). Esta situación se volvió aún más tensa luego del mencionado penal a los 69 minutos. Si bien los delanteros croatas generaron peligro, no lograron convertir. Faltando un minuto, Oscar -mediocampista del Chelsea- le pegó de puntín desde 20 metros y colocó la pelota al lado del palo derecho del arquero. De esta manera, se desató el festejo medido de los hinchas y de la presidenta Dilma Rousseff.
No hubo “festa”
La mayor fiesta del fútbol planetario arrancó este jueves en Brasil, el país del “futebol”, en medio de protestas “antiMundial” que en Sao Paulo fueron reprimidas con gases y balas de goma por la policía.
Ante este panorama, la fiesta inaugural dejó mucho que desear. La organización esperaba llenar el Arena Corinthians pero a simple vista se podían apreciar butacas vacías.
Además, el público parecía aburrido y sólo se enganchó a los 20 minutos cuando apareció Claudia Leitte, tras abrirse los gajos de la pelota gigante con pantallas led que se ubicaba en el centro de la cancha.
Sin embargo, desde la organización detallaron el esfuerzo y aclararon que “cada minuto representó 20 horas de preparación artística”. El tiempo de ensayo de los más de 600 artistas habría superado las 80 horas.
Lo que deja un sabor amargo para el mes que queda por delante son los cantos contra la presidente Dilma Rousseff que se pudieron escuchar desde las plateas hacia el final de la ceremonia.
Insultos fuertes para una mandataria que hasta hace horas intentó solucionar los conflictos que generaron las inversiones en el campeonato y se negó a hablar en la presentación, al igual que el titular de la FIFA, Joseph Blatter.
Tensión social
La selección local carga con el peso de iniciar el camino hacia la sexta corona, la primera en casa, y sin opciones: lo único que vale es levantar la Copa en Maracaná el 13 de julio.
Pero la tensión social amenaza con arrojar sombra sobre el Mundial. A solo 10 km del estadio, la policía lanzó este jueves gases lacrimógenos, balas de goma y bombas de estruendo para reprimir a decenas de manifestantes antiCopa, constató un periodista de la AFP.
La organización representa un enorme desafío para Brasil, que al adjudicarse el Mundial 2014 hace siete años pretendía asentar su estatus de potencia emergente y, al mismo tiempo, espantar de una vez por todas el fantasma del Maracanazo, cuando en 1950 sufrió la inédita derrota ante Uruguay en la final.
Pero los atrasos crónicos en las obras, los sobrecostos y promesas incumplidas de infraestructura transformaron el Mundial en un plato agridulce para los brasileños, que aman este deporte pero deberán pagar una factura de 11.000 millones de dólares.
Manifestaciones en nueve de las 12 ciudades sede del Mundial fueron convocadas para este jueves, pero ninguna tuvo gran afluencia de participantes.
Un Mundial agridulce
En Rio de Janeiro, unas 500 manifestantes marcharon en el centro al grito de “¡FIFA go home!” y finalmente fueron reprimidos con bombas de estruendo y gas pimienta por la policía. Al menos cuatro fueron arrestados, según la policía local.
En una decisión que hizo respirar de alivio a las autoridades, los trabajadores del metro de Sao Paulo resolvieron no reanudar una huelga que por cinco días paralizó un servicio esencial para llegar al estadio mundialista, y que moviliza a 4,5 millones de personas diariamente.
En Rio, no obstante, los trabajadores en tierra de los aeropuertos declararon este jueves una huelga parcial de 24 horas, pese a los miles de turistas que están llegando a la ciudad. Decenas de personas perdieron sus vuelos.
En Natal, una de las 12 sedes del Mundial, los chóferes de autobuses -único medio de transporte público de la ciudad- también entraron en huelga.
Las medidas de fuerza reviven el fantasma de la revuelta social de junio de 2013, durante la Copa Confederaciones, cuando más de un millón de brasileños salieron espontáneamente a las calles a mostrar su indignación por el gasto público del Mundial y a pedir que ese dinero fuera invertido para mejorar los servicios públicos.
En señal de tregua, muchos brasileños han vestido este jueves con orgullo los colores de su bandera, inclusive la presidenta Dilma Rousseff, que antes de viajar a Sao Paulo para el partido recibió en Brasilia a su colega chilena Michelle Bachelet con un blazer verde.
Protestas y heridos en el día uno
A pesar de la “fiesta”, la ciudad de San Pablo amaneció con cuatro protestas en repudio a los gastos que implicó la organización del Mundial, en la que hubo dos heridos, entre ellos una periodista de CNN.
La principal se produjo en el acto “No va a tener Copa”, en la estación Carrao del metro paulista, al este de la ciudad. Los movimientos sociales que se oponen a los gastos que le genera el Mundial al Estado brasileño y reclaman inversión en educación, salud y servicios públicos, fueron dispersados con las tropas de la Policía Militar.
Apenas habían pasado 12 minutos cuando comenzaron los disturbios, en momentos en que el vehículo intentaba ponerse en marcha por la vía Radial Leste hacia el estadio Itaquerao, donde se jugará Brasil – Croacia.
Los agentes reprimieron con gases lacrimógenos y balas de goma, según revela Folha do Sao Paulo. En el último acto organizado por este grupo aparecieron los temibles adeptos al Black Bloc, que en esa oportunidad intentaron viajar en el transporte público sin abonar pasajes y generaron disturbios.
La policía había advertido a los habitantes cercanos a Carrao que no dejen sus automóviles estacionados en la zona de la manifestación, temiendo que sufran destrozos intencionales a manos de los revoltosos.
A 3.500 metros del lugar donde comenzó el torneo se encuentran los terrenos ocupados por el movimiento llamado Copa del Pueblo (Copa do Povo), motorizado por el Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST).
El grupo promueve un torneo paralelo entre equipos que representarán a diferentes tipos de trabajadores, entre ellos, los metroviarios, los rodoviarios y los docentes.

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