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A un año del levantamiento en Buenavista, Animal Político te presenta una comparación entre estos dos fenómenos.
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Mayra Zepeda (@Mayra_Zepeda)

Mañana 24 de febrero se cumple un año del levantamiento de las autodefensas en
Michoacán. Ese día, pero de 2013, en el municipio de Buenavista unos 80 civiles ya estaban
armados para defender a su comunidad de las extorsiones, secuestros y robo de mujeres que
cometía el grupo criminal de Los Caballeros Templarios, ante la inacción y nulos resultados de
las autoridades estatales y federales para combatirlos.
Desde que las autodefensas michoacanas se levantaron se les comenzó a comparar
con las colombianas. Sin embargo, hablar del surgimiento de las autodefensas en Michoacán
y el de las colombianas es entrar en dos terrenos distintos.
Las michoacanas desde el principio lo hicieron con un objetivo: defender a sus comunidades de
Los Caballeros Templarios. El origen de las colombianas, en los años 50, fue otro: un conflicto
ideológico entre liberales y conservadores y la disputa por tierras. Nada de narcotráfico.
Además, ni en Michoacán, ni en todo el país, existe el antecedente de un Estado que, a través de
las leyes, impulse la creación de este tipo de grupos de civiles armados. En Colombia sí. Allá, en
los años 60, desde la Presidencia se decidió legalizar algunos grupos de autodefensa y promover
que, donde fuera necesario, los ciudadanos formaran parte de la defensa armada de la nación.
Animal Político consultó a Claudia López, politóloga e investigadora de temas relacionados con
el paramilitarismo; a Nathan Jaccard, editor de la revista Semana, y a César Molinares, editor
de Verdad Abierta, quienes perciben el surgimiento de las autodefensas en Michoacán como un
intento real de los ciudadanos para defenderse del narcotráfico como resultado de un Estado
incapaz de proveer seguridad a su gente.
Los orígenes de las autodefensas colombianas y las michoacanas
El 24 de febrero de 2013 en el municipio de Buenavista, unos 80 civiles ya estaban armados para
defender a su comunidad de las extorsiones –que afectaban desde al propietario de una pequeña
tienda hasta a los grandes productores de aguacate, limón y ganaderos- secuestros y robo de
mujeres que cometían Los Caballeros Templarios.
Según el entonces vocero de las autodefensas, el doctor José Manuel Mireles, el levantamiento
civil se llevaría a cabo no sólo en Buenavista, sino también en los municipios de Tepalcatepec,
Apatzingán y Coalcomán.

En cambio, las autodefensas en Colombia surgieron en los años 50 en medio de una
confrontación política entre los liberales y los conservadores, y la lucha de los terratenientes
contra los campesinos por la tierra. Las primeras autodefensas las formaron los mismos
campesinos perseguidos y abusados por terratenientes liberales y conservadores. Al mismo
tiempo, estos terratenientes, con apoyo del Ejército colombiano, crearon grupos de civiles
armados para atacar a los grupos de autodefensas campesinos, que tiempo después serían el
referente para el surgimiento de las guerrillas de izquierda.
Legalización en Colombia, institucionalización en México
Un año después del levantamiento civil armado en Michoacán, el gobierno federal, el estatal y
las autodefensas de la entidad firmaron ocho acuerdos para garantizar que estos grupos ingresen
a la institucionalidad y formen parte de los Cuerpos de Defensa Rurales o las policías
municipales.
Las autodefensas se comprometieron a registrar sus armas ante la Secretaría de la Defensa
Nacional (Sedena) y entregar una lista con todos sus integrantes. Además, se especificó que estos
grupos civiles armados serán temporales y estarán bajo el mando de las autoridades mexicanas.
En Colombia, la legalización de las autodefensas se dio en la década de los 60, durante el
gobierno del presidente Guillermo León Valencia.
Claudia López, quien además ha investigado el fenómeno de la “parapolítica” (alianzas entre
grupos paramilitares y políticos en Colombia) y que ahora compite por un puesto en el Senado,
explica a Animal Político que se permitió y se promovió que los ciudadanos pudieran vincularse
con la autodefensa de la nación a través de la Ley de la Defensa Nacional.
¿El objetivo? Defender los territorios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC) y de los focos comunistas allá donde el Estado no podía.
El factor narcotráfico
En marzo de 2011 surgió en Michoacán el grupo criminal de Los Caballeros Templarios como
una escisión del cartel de La Familia Michoacana. Para mantener el liderazgo de la región y el
control del narcotráfico en la zona, los miembros de este cartel comenzaron a extorsionar a la
población, a cometer asesinatos y secuestros.
Aunque en Michoacán desde hace muchos años existe el cultivo de la mariguana, incluso entre
la misma población (que no necesariamente pertenecen a redes del narcotráfico), cuando
aparecieron Los Caballeros Templarios se agudizaron los crímenes contra los civiles. Contra
estos abusos se levantaron las autodefensas en el estado.
En Colombia, la época del narcotráfico y los grandes cárteles comenzó en la década de los 70 y
se consolidó en los 80. Los grupos de autodefensas legalizados por el Estado lo fueron hasta 1989,

cuando el presidente Virgilio Barco decidió derogar la ley que las permitía por dos razones: la
firma de un proceso de paz con algunas guerrillas y porque los grupos de autodefensa que las
combatían se encontraron con el narcotráfico y fueron cooptados.
Sin embargo, años después, el presidente Ernesto Samper volvió a legalizar las autodefensas en
Colombia porque el conflicto con las guerrillas nunca acabó.
Así surgió la figura de las “cooperativas de vigilancia” o Convivir. César Molinares explica que en
varias zonas de Colombia, “la violencia guerrillera, el secuestro y la extorsión eran tales, que fue
el mismo Estado el que promovió que se armaran”. Nathan Jaccard dice que estos grupos “se
volvieron un brazo para la guerra sucia. El Ejército tenía que ceñirse más al derecho
humanitario, pero los paramilitares no (…) El gobierno los dejó actuar en ciertas zonas, le
convenía porque sabía que podían matar a alguien sospechoso de ser guerrillero sin necesidad de
tener pruebas, simplemente porque lo señalaban como tal”.
La mejor época para las Convivir fue durante el tiempo de Álvaro Uribe frente a la
administración del departamento de Antioquia.
En la década de los 90, las Convivir y los ejércitos privados de los narcotraficantes se
encontraron en el camino y constituyeron las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) que
terminaron por desatar abusos, masacres, desplazamientos, robo de territorio y cooptación
política.
El denominador común
Aunque el surgimiento y el desarrollo de las autodefensas en Michoacán y en Colombia es
distinto, tiene un denominador común, según López, Jaccard y Molinares: la incapacidad del
Estado para proteger con seguridad y justicia pública a sus ciudadanos.
Para estos tres colombianos, la toma de las armas por grupos de civiles es grave. Nathan Jaccard
dice que en Colombia lo que empezó como una reacción campesina frente a los abusos,
degeneró en algo más parecido a un cartel.

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