Los problemas federativos ya hicieron mella en los deportistas mexicanos. Un momento de gloria se convirtió en controversial en Río de Janeiro,
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23-Feb-2016 08:39 – Los problemas federativos ya hicieron mella en los deportistas mexicanos. Un momento de gloria se convirtió en controversial en Río de Janeiro, cuando el clavadista Rommel Pacheco se subió a lo más alto del pódium, pero sin portar el uniforme de la delegación mexicana, ni que ondeara la bandera, ni que sonara el himno nacional.
Cuando la administración actual se negó a pagar la multa a la FINA por renunciar a hacer el Campeonato Mundial de Natación que sería en Guadalajara el próximo 2017, que es de 5 millones de dólares, según dijeron porque no había dinero para llevarlo a cabo (previo pago de 9 millones de dólares para quedarse con la sede del evento), llevó al clavadista a realizar un acontecimiento que lo enalteció.
El castigo que le aplicó la FINA a la Federación Mexicana de Natación por el suceso previamente descrito incluía que los atletas mexicanos no podían portar el lábaro patrio o uniformes de la delegación, por lo que Rommel salió a recibir la presea dorada con una playera de popeye en lo más alto de la premiación.
Mientras sonaba el himno del comité internacional en la premiación del trampolín de 3 metros, el mexicano improvisó y cantó a capela el himno nacional, situación que lo llevó a un ni el todavía más alto, pero que dejó en claro que los problemas que ha generado el director de la Conade, Alfredo Castillo, los coloca en una lamentable posición.
Si el problema no llega a buen puerto, los deportistas mexicanos de natación tendrán que vivir esta misma situación si llegan a ganar medalla en los Juegos Olímpicos de Río, el próximo agosto.