La familia estadunidense Jensen traficó petróleo robado de México a Estados Unidos mediante sus empresas Arroyo Terminals, Big Hog Energy y Jentran.

Operaban en colaboración con cárteles mexicanos y funcionarios corruptos para vender el crudo como gasolina legal en México.
Entre mayo de 2022 y marzo de 2025, movieron 2,881 cargamentos de crudo, generando 300 millones de dólares en ganancias, de los cuales 47 millones fueron enviados a intermediarios de los cárteles, usando documentos falsos para ocultar el origen del petróleo.

