Moctezuma Luis Hernández tiene siete meses en el Ejército Mexicano. Llegó del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, donde su familia sintió el sismo del 7 de septiembre.
Moctezuma Luis Hernández tiene siete meses en el Ejército Mexicano. Llegó del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, donde su familia sintió el sismo del 7 de septiembre.
La casa de su familia se vino abajo con el sismo de 8.2 que tuvo su epicentro en Chiapas, pero por fortuna ninguno de ellos, incluida su esposa de 25 años y su hija de 2, resultaron lesionados.
Hernández es un joven alto, moreno, ojos oscuros y complexión media y un poco reacio para hablar.
Su persona se hizo emblemática cuando su rostro circuló por todo el país bañado en lágrimas con un rictus de dolor durante las labores de rescate tras el sismo de 7.1 con epicentro en Axochiapan que devastó, entre otras ciudades, a Jojutla.
Moctezuma, enrolado en el 108 Batallón de Infantería del Ejército Mexicano, Base Lagartos, acudió con su batallón a la zona cero, en el centro de Jojutla. Se dirigió con la brigada asignada a ayudar a la remoción de escombros para localizar a personas aún con vida.
En el cruce entre la calle Ricardo Sánchez y Gómez Farias se toparon con un negocio dentro de una casa que se vino abajo. Los familiares de quienes quedaron atrapadas estaban ahí. Los elementos, por turnos, hicieron la faena para remover la loza que cayó sobre el cuerpo de una mujer.
Cuando llegaron a ella el soldado tocó su mano y enseguida quedó empapado en sangre. Al mover el cuerpo encontraron a la bebé de un año de edad. Con el movimiento, el pequeño cuerpo lanzó un estertor que dio esperanzas de vida.
Pero las piernas no le respondieron, el esfuerzo y la impresión le impedían a Hernández dar un paso.
Tuvo que ser empujado para salir y una vez afuera de los escombros no pudo evitar el llanto ni el rictus de dolor; la bebé ya no respiraba.
Moctezuma es hijo de un militar, quien le inculcó respeto y amor al uniforme, el gusto por la milicia lo desarrolló con el tiempo.
Con tan sólo 20 años se enroló y a esa edad ya era padre de una pequeña de un año a quien dejó en su natal Oaxaca con su esposa. Su casa resistió el primer sismo pero el temblor del sábado y otros tres sismos siguientes en el Istmo terminaron por derrumbarla.
Por ahora la familia de Hernández duerme en el patio de lo que fue su casa en tanto él permanece en Jojutla, donde se ubica la base, en las labores de remoción de escombros.