// Narcotráfico, espionaje y planes terroristas: el expediente secreto de Luis Posada Carriles en la CIA - Panorama del Pacifico
panoramadelpacifico@gmail.com                          

Era informante de la CIA pero tan peligroso que la propia agencia lo tenía estrechamente vigilado.

POR NORA GÁMEZ TORRES
ngameztorres@elnuevoherald.com

Era informante de la CIA pero tan peligroso que la propia agencia lo tenía estrechamente vigilado. Lo entrenó y lo utilizó en sus planes para derrocar a Fidel Castro pero también para que espiara a sus amigos, otros exiliados cubanos anticastristas. Y cuando explotó el avión de Cubana de Aviación en Barbados en octubre de 1976, un acto del cual el gobierno cubano siempre lo ha responsabilizado, la CIA estuvo muy preocupada de que su relación con él se hiciera pública.

Este es el retrato de Luis Posada Carriles, alias “El Bambi”, que emerge de su expediente secreto en la CIA, desclasificado en noviembre por el gobierno estadounidense, como parte de los documentos relacionados con el asesinato del presidente John F. Kennedy.

El Nuevo Herald ha revisado apenas mil páginas y es posible que tome años antes de que los investigadores puedan examinar todos los archivos ahora disponibles. Varios de los documentos ya eran conocidos aunque cierta información clave había sido retenida para no revelar fuentes y métodos de la agencia. Pero el expediente revisado de Posada cuenta en detalle toda su historia con la CIA hasta 1976.

Luego de pasar por el ejército estadounidense entre 1963 y 1964 y alcanzar el grado de subteniente, fue reclutado por la CIA en abril de 1965 como instructor en un centro de entrenamiento en la Florida. Posada trabajó para la CIA entre 1965 y 1967, y luego entre 1968 y 1976 como informante dentro de la Dirección de Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP), en Venezuela.
Considerado como un terrorista por el gobierno cubano y como un héroe por algunos exiliados cubanos, por su participación en la fallida invasión de Bahía de Cochinos y otros intentos de derrocar a Fidel Castro, recibió entrenamiento paramilitar en Guatemala auspiciado por la CIA, previo a la invasión de abril de 1961, y era considerado un experto en demoliciones, según un resumen preparado por la CIA para el FBI sobre los sospechosos de estar involucrados en la voladura del avión de Cubana.

Posada era, además, un infiltrado pagado por la CIA para obtener información sobre los planes de sus compañeros anticastristas.

“Posada también era usado como fuente de información sobre las actividades de los exiliados cubanos”, señala el memorando de noviembre de 1976 enviado por el director de la CIA al director del FBI. A partir de agosto de 1966, continúa el documento, “él fue utilizado únicamente como informante de las actividades de la Representación Cubana en el Exilio (RECE)”, una organización basada en Miami, en la que militaba Jorge Mas Canosa, quien llegó a convertirse en el líder político de la comunidad cubana de exiliados en el sur de la Florida.

print