La poca efectividad de las autoridades para investigar y detener a los asaltantes y homicidas de taxistas y  peor aún, la terrible desconfianza en los juicios orales.

*Evidente desconfianza en policías y juicio oral
*Incompetencia de cuerpos policiacos para responder a llamados de emergencia
por. Hiram MORENO
Salina Cruz.- La poca efectividad de las autoridades para investigar y detener a los asaltantes y homicidas de taxistas y  peor aún, la terrible desconfianza en los juicios orales implementados desde hace mas de dos años en la región del Istmo y  que permite a delincuentes, en la mayoría de los casos, obtener de manera casi inmediata su libertad, hizo crisis esta madrugada cuando uno de dos jóvenes que habían asaltado y herido a un taxista del puerto de Salina Cruz, fue detenido por un grupo de taxistas que después de golpearlo le prendieron fuego en el crucero de la carretera costera “para escarmiento de la delincuencia”, según declararon a los medios de comunicación.
Jordi Alberto Gómez Ortega de aproximadamente 16 años de edad y con domicilio en elbarrio de Santa Cruz Tagolaba, junto con otro joven, a las tres de la mañana de este Jueves le hicieron la parada al taxi número 1230 del sitio Salina Cruz, placas de circulación 6642 SJE conducido por el señor Ángel Manuel Jiménez Vázquez de aproximadamente 46 años de edad y le dijeron que los llevara a la costera.

En el trayecto, uno de los jóvenes sacó una navaja y amenazó al chofer para que les entregara el dinero de la cuenta y al resistirse el taxista fue herido en diferentes partes del cuerpo y abandonado cerca de la posa de la agencia municipal de las Salinas del Marques. Los asaltantes se llevaron la unidad.

Herido y desangrándose el taxista logró llegar hasta un domicilio donde lo auxiliaron y le prestaron un teléfono y se pudo comunicar a la base de los radio taxis para reportar el asalto y robo de la unidad.
Alertados por la radio, los taxistas detectaron el taxi número  1230 del sitio Salina Cruz cuando circulaba sobre una céntrica avenida e iniciaron la persecución de los dos ocupantes que viajaban a bordo. Cerca de la escuela obrero mundial un taxi se le cerró a los asaltantes y cuando el chofer del taxi robado se hecho de reversa para huir del lugar se impacto contra otra unidad por lo que sus ocupantes bajaron y uno de ellos corriendo logro escapar.
El joven Jordi Alberto Gómez Ortega que según informaron en tránsito del estado tenía 16 años de edad y vivía en Santa Cruz  Tagolaba, fue alcanzado por un taxista que lo embistió con la unidad y al ser interrogado, dijo que a otros integrantes de la banda de asaltantes de taxistas los conoce con los nombres de Guillermo De Jesús Espinosa Rodríguez, Daniel, alias “la muda”, con domicilio en el barrio Santa María de Tehuantepec y a uno más como Levitier.
El asaltante le  dijo a uno de los taxistas que grabo la confesión en un teléfono celular, que sus cómplices eran originarios de Tehuantepec y que algunos tienen su domicilio en el fraccionamiento La Noria.
Al llevarlo al palacio municipal de Salina Cruz, el joven Jordi Alberto busco refugio dentro del palacio municipal de donde fue sacado por los trabajadores del volante sin que los uniformados que estaban de guardia hicieran algo por  impedirlo, ahí intentaron colgarlo del poste donde se instala cada año el árbol de navidad.

El joven que ya había sido golpeado había mencionado también que en el zapotal tenían cuatro unidades robadas con anterioridad y que en la noria estaba el domicilio de otro integrante de la banda. Los taxista en una caravana de aproximadamente 50 unidades se trasladaron hasta el crucero de Tehuantepec donde una vez mas fue golpeado por los taxistas que ahí amenazaron con quemarlo porque las autoridades “luego los sueltan y ya estamos hasta la madre de estas pinches ratas”.
Taxistas de Tehuantepec y Salina Cruz, después de meter al joven a una cajuela,  acordaron trasladarse hasta el fraccionamiento La Noria y en uno de los domicilios que el joven había señalado, exigieron a una señora que salió, les entregara al asaltante que ellos, los taxistas, aseguraban estaba ahí.

La señora dijo que en su domicilio no había ningún asaltante y momentos después reconoció al joven y dijo que este respondía al nombre de Jordi Alberto Gómez Ortega y que si vivía en La Noria.
“Hay que quemarlo, los policías nos lo van a quitar”, gritaba uno de ellos y uno más reviraba,”no, si el comandante ya nos dijo que lo quememos antes de que llegue el ejército o la marina, entonces si ya valió madres”.

El joven que era ya arrastrado por el suelo, inconsciente no sentía los golpes que le propinaban los enardecidos taxistas que lo volvieron a meter a la cajuela de un taxi y de ahí se lo llevaron al crucero de la costera en Salina Cruz, donde lo rociaron con gasolina y le prendieron fuego.
Todo esto ocurrió ante la mirada de un grupo de policías preventivos del estado que nada hicieron para evitar el linchamiento. Solo un señor y una señora que les pidieron a los taxistas no hicieran justicia por su propia mano trataron de calmar los ánimos, pero era demasiado tarde.
El joven delincuente ni se movió cuando empezó a arder, cuando sus ropas se prendieron con el fuego, después todos los taxistas, los que se convirtieron en lo que tanto condenan, todos cómplices de este homicidio, se dieron a la fuga, se retiraron presurosos del lugar dejando una tea humana, pensaban que al acelerar dejaban atrás sus culpas.
Después llegaron los policías preventivos, solo pudieron echarle agua encima y evitar que se siguiera consumiendo el cuerpo, el levantamiento de los restos  fue más tarde, ante la ya inútil presencia del subprocurador regional de justicia y los comandantes regionales de la Agencia Estatal de Investigación y de la Policía Preventiva del Estado.