Sin comida, sin dinero y mucho menos protección, así viven los más de 300 transportistas en el bloqueo que mantienen manifestantes en Matías Romero
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Transportistas atrapados en el bloqueo de Matías Romero, municipio perteneciente al Istmo de Tehuantepec, señalan que llevan más de una semana sin poder pasar, ya que ante los fallidos intentos de llegar al diálogo han recibido amenazas de quema de unidades, violencia personal, asaltos, abuso en el precio de los alimentos y sobre todo el olvido del gobierno estatal.
“Los que están bloqueando según están contra el gobierno, pero la verdad a quien están perjudicando es al pueblo y a nosotros como trabajadores, nosotros vivimos al día”, argumenta Nahúm transportista que logró salir del bloqueo después de una semana.
En cambio, Leonel sigue retenido en Matías Romero, “tienen derecho, pero están mal por afectar a la ciudadanía, yo sé que todos tenemos derecho de protestar, de pedir beneficios, pero no de esa manera, ya es mucho, ya van más de ocho días”, es lo que Leonel, en su análisis, señala.
Un viacrucis que nadie atiende
Nahúm Hernández es transportista, estuvo atrapado en el bloqueo de Matías Romero desde el lunes 13 hasta el lunes 20, menciona que a su regreso de un viaje proveniente de Villahermosa, Tabasco se topó con una serie de contratiempos, que no sólo le hicieron perder tiempo, sino dinero y estar al alcance de la inseguridad.
Explica que muchos transportistas con los que conversó, fueron abandonados por sus jefes a su suerte, al no pagarles ni mucho menos preocuparse por su seguridad.
“Mi camión llevaba logotipos de la empresa, me lo querían cristalear, rayar, pintar, se pusieron muy agresivos, como ya iba pasando más de la mitad del camión, una de las señoras dijo que no lo pintaran porque ya no llevaban spay”, esto fue al inicio de su viaje.
De regreso por el Istmo, se encontró con el bloqueo, donde estuvo por una semana, “nos tocó en unas curvas donde estaban componiendo la carretera y no había qué comer, no había baño y ya estaba oscureciendo y entonces decidimos meternos de frente, botarnos hasta donde hubiera un espacio y encontramos al federal de frente y se puso agresivo. El transportista menciona que se hicieron de palabras hasta que les permitió el paso para llegar a una gasolinera.
Nahúm relata que en repetidas ocasiones se organizaron los transportistas y automovilistas afectados para tratar de negociar con los manifestantes, sin embargo sólo recibieron amenazas de la quema de sus unidades, por lo que, ante la frustración se regresaron caminando más de cuatro kilómetros desde el bloqueo hasta su auto, “se pusieron muy agresivos, dijeron que les íbamos a echar pleito, entonces, empezaron a lanzar cohetones y nos regresamos otra vez para evitar pleito”.
Evitaron los conflictos, ya que muchos de ellos temían que la delincuencia se propagara y perdieran sus mercancías, ya que el seguro de muchos no paga daños por vandalismo.
El panorama desolador, le hizo ver la pérdida de muchos comerciantes, ya que tuvieron que tirar los productos perecederos como frutas y verduras a la carretera, o en su caso regalarlos entre los que pasaban.
Precios excesivos, abusos y delincuencia
Uno de los primeros contratiempos con los que se toparon fue el excesivo costo de la comida, llegando a gastar más de 200 pesos por persona al día, en esa semana, Nahúm llegó a gastar aproximadamente 4 mil 500 pesos, esto sin contar que gana su sueldo por viajes, es decir esa semana su familia estuvo sin ingresos.
Se sumó a esto, los costos inmoderados de las motos que prestaron servicio desde el bloqueo hasta la comunidad, llegando a cobrar hasta 100 pesos por persona.
Para bañarse, comer y buscar ayuda, Nahúm y su acompañante tenían que caminar más de cuatro kilómetros, señalando que muchos fueron víctimas de la delincuencia por los constantes asaltos que los dejaron sin dinero ni celular y si había resistencia eran golpeados.
Nahúm corrió con suerte al ser apoyado económicamente por su jefe, quien le enviaba dinero para sus alimentos, pero éste no fue el caso para la mayoría de los choferes, ya que los han obligado a esperarse y a mantener la calma ante posibles quemas a las unidades, “he hablado con los compañeros y me dicen que se olvidaron totalmente de ese bloqueo, ahorita van por la segunda semana, a nosotros nuestro patrón nos dijo que nos regresáramos por Veracruz, pero a ellos su patrón les dijo que no, porque gastaban más en diesel y casetas, les dijeron que siguieran aguantando”.
“Le hablamos al patrón para que nos deposite pero ya no hay dónde depositar, ya no hay Elektra ni el Oxxo, por los saqueos los cerraron, ya es insoportable esto”, menciona Leonel al pedir ayuda y no poder recibirla.
Impotencia
Este bloqueo no ha sido supervisado por las autoridades correspondientes y tampoco ven una pronta solución, ignoran por completo que los transportistas están quedándose sin recursos para el sustento familiar.
“Se siente la impotencia, andas trabajando y si no lo haces, no haces viaje y no mandas dinero a la familia y luego estar estancados aquí nos hace gastar dinero”.
Para Nahúm estar estancado fue también angustiante para su familia, pues se comunicaba a diario, esto si tenía suerte en la señal telefónica.
“Fueran a la casa del gobernador, del presidente, en su puertas se sembraran y no se quitaran, (los manifestantes) pero a quien están perjudicando es al pueblo, a nosotros, al cerrarnos las calles no podemos circular”, menciona Nahúm.
Para este transportista, esta semana será sin viajes, por lo que no tendrá ingresos, por ahora trabajará en lo que encuentre en la fábrica de su jefe.
“No sé qué piensa el gobierno, estamos olvidados, muchos compañeros ya fueron a ver al bloqueo para que nos den chance a los que ya llevamos mucho tiempo, y les dicen que no hasta que el gobierno no les dé diálogo, y entonces no va haber solución, pero ¿nosotros en qué los podemos ayudar?”, opina Leonel desde el bloqueo.
“Es un estado sin gobierno, el gobernador nunca ha hecho nada, toda la vida se la ha pasado así, el afectado es uno, quien paga las consecuencias es la ciudadanía, el pobre asalariado”.
