• Inacción de autoridades locales y federales retrasan necropsia y disposición final del mamífero
• Desconocen funcionarios protocolo de varamientos; la Costa, lugar de paso obligado de ballenas
• Descartan expertos que muerte de cetáceo se deba a depredadores o afectaciones por mallas o embarcaciones
Más de 50 voluntarios en mar y tierra lograron remover y deslizar la ballena mar adentro. [2]
Más de 50 voluntarios en mar y tierra lograron remover y deslizar la ballena mar adentro.
ZIPOLITE, POCHUTLA.- A 20 horas de que el cadáver de una ballena jorobada quedó varado en la playa Zipolite, y tras intensas maniobras en las que participaron al menos 50 voluntarios, el cetáceo, que ante su avanzado estado de descomposición empezaba a ser un problema para vecinos del lugar, pudo ser devuelto mar adentro.
Desde la tarde del pasado martes, vecinos y prestadores de servicios del lugar fueron sorprendidos por la aparición del mamífero que flotaba cerca de la orilla de playa. Aún sin saber si la ballena estaba lastimada, agonizante o muerta, avisaron a las autoridades locales para que a su vez buscaran el apoyo de dependencias encargadas de la protección de la especie y se presentaran en el sitio.
Sorprende ballena a lugareños
Alrededor de las 18:30 horas y debido a la fuerza de las corrientes, el cuerpo de la ballena quedó varado justo en la zona de colindancia de las playas Principal y del Amor, por lo que decenas de habitantes, prestadores de servicios, funcionarios, alumnos de la Universidad del Mar (UMAR) e integrantes de la asociación Mamíferos Marinos de Oaxaca, Biodiversidad y Conservación (Mmobidic) se apersonaron en el lugar.
Ya en el sitio, académicos se percataron de que se trataba de un ejemplar de ballena jorobada, macho juvenil de aproximadamente cuatro años, que medía ocho metros y cuyo peso oscilaba de cuatro a cinco toneladas.
Los mismos, encabezados por el investigador de la UMAR, Francisco Villegas Zurita, alertaron sobre la necesidad de realizar una necropsia al ballenato para saber las causas de su muerte e instaron a funcionarios municipales a proveer de la maquinaria necesaria (retroexcavadoras) para mover el cuerpo del animal a un sitio más seguro para tales estudios –pues la marejada hacía muy peligrosa tal labor- y posteriormente colaborar para que fuera sepultado bajo normas sanitarias seguras para la población.
A pesar de la urgencia de la situación y de que el cetáceo ya iniciaba un acelerado proceso de descomposición (según expertos, el animal tenía al menos 10 horas de haber fallecido), ni funcionarios municipales de Protección Civil, ni personal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), ni siquiera la Marina Armada de México que había desplegado a varios de sus elementos desde el momento del hallazgo; coadyuvaron para que las diligencias en torno al pesado animal fueran realizadas durante la noche del martes o madrugada del miércoles.
Alerta descomposición a pobladores
Ante tal situación, y el incremento de olores fétidos por la descomposición, durante la mañana del miércoles pobladores hicieron un nuevo llamado por medio de las redes sociales y medios locales para coordinar esfuerzos y encontrar la mejor solución ante lo que consideraron podría convertirse en un grave problema sanitario.
Los expertos sugirieron entonces, el cambio de lugar para la disposición final del cetáceo hacia mar adentro, hecho que trajo el nuevo “inconveniente” de conseguir varias lanchas de doble motor y aditamentos para el arrastre.
Fue así que después de varias horas de preparación y ante la decidida participación de salvavidas de la localidad, habitantes, funcionarios y hasta turistas, alrededor de las 13:30 horas fue posible remover el cuerpo del mamífero hacia la corriente del mar, para luego arrastrarlo por medio de cuerdas a poco más de diez millas de distancia de la orilla.
Muerte por posible enfermedad
Sobre las posibles causas del fallecimiento del cetáceo, Fátima Castillejos Moguel, responsable del área de monitoreo de ballenas de Mmobidic, apuntó que luego de una revisión exhaustiva se descartó que fuera resultado del ataque de depredadores, propelazos o golpes de embarcaciones, así como enmallamientos.
“Hay muchos factores que provocan el varamiento de un organismo; puede ser que el organismo venga enfermo, se desubique, se acerque mucho a la línea de Costa y con el oleaje vare, por eso es importante hacer la necropsia, para saber si contaba con daños en los órganos o alguna afección”, apuntó.
Mamíferos protegidos
La especialista en ballenas destacó que en México, los mamíferos marinos están protegidos y por ello existe un protocolo en el que se asienta qué hacer en caso de varamientos.
“Cuando una ballena vara no podemos tocarla, ni enterrarla o regresarla al mar, si no es con el consentimiento de la autoridad (Profepa), que debe indicar qué hacer con el organismo”, afirmó.
Agregó que en caso de no estar presente personal de la Profepa es el ayuntamiento quien debe ser responsable sobre las medidas a tomar con el mamífero, hecho que no ocurrió, o al menos, no con la eficacia y rapidez que se esperaba.
Funcionarios desconocen protocolo
Consideró que es necesario que los funcionarios se involucren en el conocimiento del protocolo de dicha especie para saber qué hacer en caso de varamiento, máxime cuando el litoral oaxaqueño es proclive a este tipo de sucesos.
“Es importante que el personal de Protección Civil y el cuerpo de salvavidas sean capacitados sobre el protocolo de varamientos para trabajar en conjunto con la Profepa y la comunidad. Este no es un caso aislado, se han registrado muchos varamientos de la especie por las características de la Costa de Oaxaca”.
Profepa brilla por su ausencia
Aunque se sabía que funcionarios de la Profepa estaban al pendiente del suceso desde la tarde del martes, fue hasta el medio día del miércoles cuando personal operativo se presentó en el sitio.
Pedro Enríquez Ríos, inspector de zona justificó la ausencia de la dependencia federal al argumentar que “tenemos muy poco personal, pero ya estábamos enterados desde anoche de lo que sucedía”.
Jorobada, presente en Oaxaca
Según Mmobidic, la ballena jorobada es una especie migratoria que llega a la Costa de Oaxaca entre los meses de octubre y mayo, y es durante diciembre, enero y febrero cuando hay mayor avistamiento del cetáceo.
Esta especie llega a esta parte del litoral a reproducirse y a tener a sus crías; cuando esto sucede, las hembras migran hacia sus áreas de alimentación (Estados Unidos y Canadá), para después separarse de sus crías e inician con migraciones solitarias.
La especie forma grupos muy dinámicos, por lo que pueden desplazarse de forma solitaria hasta grupos de 20 individuos. En la Costa oaxaqueña se observan regularmente grupos de dos o tres organismos.